miércoles, 1 de julio de 2009

Por una chingada, ¿dónde estas?

Mejor me largo, puras malas jetas, pinche gente valemierda.
Eramos amigos de morros, me acuerdo que lo primero que me enseñaste fue a jugar choyita y a no aventar canicas como maricón, eran balas, me caí, y certeras. La cacalota nunca la sacaba, solo tuve una que me regalaste, pero con las "agüitas" tenía, me enseñaste bien. Ya luego me enseñaste a ser lento y calmado en la cama, dejar bien satisfecha a la mujer que me tocaba, así nos seguían muchas putas y de a grapa, cada quien tenía lo suyo, tu tenías tus morras y yo las mías. Luego me enseñaste a poderte hacer un sexo oral que te satisfaciera bien, en una palabra me hiciste "garganta profunda".
Los dos siempre bien legales, una y una, que ni qué.
Una tarde de esas de verano, que llueve y que no llueve y que siempre sí se soltó el aguacero nos pusimos bien pedos en el bar de siempre, "El trancas", era un burdel de putas que ellas ya nos conocían y las bailabamos bien padrote: Cuando había poca clientela, nos poníamos a jugar konkian o a darles de besos y agarrones muy sin ofensa y ya luego cada quien se iba con las novias.
Pero ese día que llovía y que no llovía, muy raramente llevabamos pasado del mes que no nos sabiamos de novia ni de caldos, fajes o ligues, te me pusiste bien pedo y empezaste a temblar, así como ahora lo estoy haciendo yo, muy serio te paraste, me agarraste del hombro y me llevaste a un altarcito y me dijiste delante de una imagen toda humeada me dijiste...
— Pepito, jurame delante de él que nunca nos diremos adiós
— ...
— Como lo oyes y no te hagas el pendejo que bateamos igual, ese
— TE LO JURO
Aprovechando que todas estaban o en la cocina o en el baño o no se dónde, te hagarre de tu pelo, afianzandome con tu colita tipo Buki que te la jale bien juerte juerte, y te besé tres segundos, te aventé confundido profiriendo una maldición y con desesperación por consolarme, me abrazaste escondiéndome en tu pecho. Ps ahí nos juramos entre putas, cartas y cervezas.
Nos fuimos a nuestra casa, la que iniciamos a rentar luego que todos los de nuestra familia se empezaron a desaparecer, esparcir. Unos porque se casaban y otros que se arrejuntaban, luego que mis dos jefes se murieron y tiempo después tu mamá, de tu papá ni hablamos que ni se enteró cuando tu jefecita murió.
Continuamos nuestra vida. Esperé por un par de meses en ver quien se convertiría en hombre y quien en mujer pero los meses pasaron y a nadie le salieron ni chichis ni panocha. La raza siempre nos vio igual aunque yo me esforzara por verles en su mirada que todos lo sabían pero siempre nos vieron como los compas que de niños se conocieron y nunca sentaríamos cabeza y que bueno por par de pedos y mujeriegos.
Fuimos tan unidos que sabía y reconocía que habías llorado por estar confundido por tu repentino cambio de sexo porque encontraba en una esquinita su pañuelo y éste, bien mojado entre que te limpiabas las lágrimas y el hocico del tequila que se te tiraba.
Unos quince días antes de esto, compraste un perfume, bien apestoso, corriente, pero a mi no me disgustaba, te lo pusiste y nos fuimos a un bar de puro marica, gente bien rara, descamisados, uno que otro travesti de esos que corrían en El Trancas, vatos besandose sin que les diera pena, hasta te propuse que si me dabas un beso y tú con curiosidad me lo diste, voltiamos a ver quien nos miraba y todo seguía igual, a nadie le importaba.
Esa camisa se quedó en la silla y no hubo chance de lavar ropa como en una semana pero olvide lavar esa, es que no estaba en el bote de ropa sucia y ya no quería hacer nada.
Que bueno que no la lavé. Es la camisa que traía puesta el asiento del copiloto y ahora estoy esperando la luz verde mientras la huelo con los ojos llorosos.
No puedo entender si siempre usabas el cinturón de seguridad porque ahora no lo llevabas puesto, o si lo traias puesto como estuvo el madrazo con ese trailaer para que hallas muerto instantáneamente.
Voy manejando por el periferico y de frente a mi se ve el atardecer, mejor me largué de tu velorio, pinche gente vale mierda, todos viendome como si fuera la viuda, a lo mejor hubiera sido preferible haberles dicho que nos gustaba el camote pero eso no lo hubieras aceptado nunca.
Halla por las vías me estacioné y compré una chela de medio, no se si lo dije, lo susurré o lo grité...
— Por una chingada ¿dónde estas?
Alzando mi cara para beber derechito la cerveza vi el cielo despejado, la cerveza fría que recorría mi garganta y refrescaba el amargo ratototote en el funeral esperando a que hora iba a ser la misa, alzada mi cara al cielo azul, rojo, tornasol, el viento soplando como que llueve y no llueve y que luego siempre sí llovió, vi tu cara en todo el cielo y en mi radio inicio una canción...


Búscame en ese sitio
Donde tu sabes
Fue en el mundo completo
Para los dos.
Si no en aquella CANTINA
Donde juramos
Ahí delante de Dios
Nunca decirnos mas adiós.
Búscame en donde veas
Huellas de mi llanto
Donde nunca imagines
Que estuve ahí.
Si no me encuentras no pienses
Que estoy ausente
Es que tal vez me perdí
Cuando no supe mas de ti.