miércoles, 14 de noviembre de 2007

Y le sigue la vasca al niño

Hace unos ayeres, meses diría yo, mi vato y yo anduvimos mal, mal retemal, tanto que me afecto mi sistema nervioso y digestivo, lo que yo pensé que era gastritis y que se curaba con ranitidina u omeprazol, pues no, se me vino curando con un antidepresivo y aunque no como chile porque casi no lo aguanto (ja, tu juras pendejo) pues como carne de puerco y frita con manteca que es pior.
Pues agaín, otla vez aloz, ¿caldo oootra vez? pues yes en inglés, ui en francés.
Ya lleva varios días callado, muy en su pedo, le insisto que se haga de sencillisimas herramientas para que se haga más imprescindible en su trabajo, tan sencillas como un celular de 200 pesos que yo se lo regalo pero que este con el chip de red de la empresa y no gaste su crédito de su telcel personal, su licencia para conducir para que le den camioneta y pueda vender más y tener más comisiones y no le lleguen quincenas de 700 pesos:
— Mira, yo no quiero chip para que no me estén rastreando
— Pero es que es obligación y tu te has resistido caprichosamente
— Pues quien sabe y no quiero camioneta porque ya no quiero trabajar ahí ¿que no entiendes?
Bueno, en el pasar de estos días, nos hemos comportado como compas, amigos que conviven con la intolerancia (de él) y el valemadrismo (mio).
Hoy le llame a su cel, que estaba hasta su reputa madre, que ya iba para la casa
— Ah mi amor, chiquitito, mi delicioso cabrón, que bueno, llégale que aquí te espero
Madres, llegó y se hecho en el sillón. Comimos juntos y nos salimos de la casa.
Me decía que él iba a ir a Zapopan, no se cómo, me entró la duda, la manda es ir una vez a la semana y bien recuerdo que me dijo la semana pasada que le adelantó para no ir en esta.
Igual.
Si apenas cruzamos palabra desde la República hermana de Toluquilla hasta pasada Calzada del Ejército, nos fuimos por la carretera de Chapala, hicimos mucho tiempo porque el tráfico estaba cañón y ni por esas nos hablamos.
Ya por el parque Agua Azul le dije
— Oye wey, ¿estas bien?
— Sí, ¿porqué?
El tono es lo importante
— Oye, y conmigo ¿estas bien?
— Ya te dije que sí
— Sí pues, pero contigo mismo ¿estas bien?
— Ya sabes que no, ya no quiero trabajar ahí
— Cuando me regalaste el libro de "Demian" me dijiste que si no te amas a ti mismo, no puedes dar amor
— Que la chingada, entonces ¿que es lo que yo te doy?
— Mira cabrón, con ese tono me das miedo
Aunque el miedo que le tengo lo traigo en las patas ¿verdad?
Nos seguimos callados. Llegando al Degollado nos cambiamos de carro, yo como estoy resotaco y este wey es un monstruo (¿literal? tu dirás) pues el asiento no le quedó, y luego se le olvidó quitar el freno de mano, aceleró y se le apagó y de repente grita:
— Ah chingado, es que no moviste el asiento
Yo, con verdadera indiferencia contesté:
— Fácil, ya no lo manejo y te queda a tu gusto
— Mira cabrón, no empiezes y ya bajale de güevos
— Fácil, mira, ya llegue y ya me voy
Me baje y nos mandamos a la verga mutuamente. Al rato me habla
— Oye ¿que nos esta pasando?
— Tres cosas, no sé, yo te lo pregunté y me esquivaste, y por último ¿no crees que es muy jodido discutir eso en mi trabajo?
— Pues es que tu empezaste
— Recuerdas que me dijiste que no eras feliz contigo mismo?
— Ah, ¿eso dije yo?
— Sí
— ....
— ...
— Así dejale
— ...
— Ya me voy, luego nos hablamos
— Sale
Frío y casi indiferente
El martes fui a sesión psicológica, es difícil decirlo, a mis 30 años tener que ir con una psicóloga para que te diga las verdades que tu mismo dices, pos ta cabrón.
Analizar no es su fuerte, mucho menos el disertar, y no es que sea verborrea, es que si vamos a una relación duradera es renegociar, hablar, tener en claro ¿que? los contratos de sociedad que hacemos con nuestras parejas, lejos de la vida rosa o romántica, !!objetividad!!
Somos entes vivos en cambio constante, acepto que yo no he sido el mismo, ahora mi vato descubrió que soy una enfermedad con patas, desde lo físico hasta lo psicológico, y eso no lo sabía
Si pero...
No puedo irme para atrás, ni hacer comparaciones con el pasado, esto interviene a "como eramos al inicio" y "como era con mis pasados morros", pero analizemos, Lo segundo esta bien, no son las mismas personas !! obvio !! pero lo segundo sí, yo lo viví, "como eramos al inicio" y ahora, al vato de ahora, no es cosa que me convenza, y entre el respetar como es ahora y mi valemadrismo, entre esas dos cosas que antes había diferencia, ahora, ésta se va estrechando hasta convertirse en una cascada, que por más que toco el agua, de mis manos se sigue resbalando sin control ni deseo de tomarlo.
Pronto le diré que no quiero esperar para que me enferme y que él vuelva a estar cerca de mí, que nuestra felicidad depende de si tiene dinero o no, diantres.
No recuerdo quien me lo dijo, me cai de a madres:
— Tu vato y tú, naa que ver, y no digo más.
Esa vez no dije nada, pero es algo que incluso, hasta entre nosotros mismos nos hemos preguntado, a él gustandole morritos fresones y cagandole la madre los cholos o guandajos o como quiera él llamarlos y a mi, lo exacta y precisamente opuesto.
A la mera sea mal lugar, pero siento la confianza de pedirte a ti que llegaste a esta última linea, pedirte un consejo ¿Could you?


8=======Ð

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