lunes, 26 de febrero de 2007

Hoy inicie el curso

es un curso de dibujo, muy pesado, es que salí algo tarde del jale y me levante junto con mi vato, ando como vaca lechera, mi vato le hablo al morro para ver si alcanzaba lugar y lo confundió con mi papá que porque se oía muy grande, grande mi verga y no se sienta el wey, saquese a volar.
Estamos estudiando el lado derecho del cerebro, todo de un jalón de 10 a 0200 de la tarde, me habló mi tía y me dijo que esta en un curso de cocina francesa, que me invita con todo y el tímido de mi primo, pos arre con la que barre.

El día de ayer me trenze con mi mamá, a final de cuentas le dije... digo pa no hacertela ni cansada ni maquivelica
— Mira mamá, si estas aceptando que es muy natural ir con un psiquiatra, pos ya estuvieras llendo, nomás te quiero ver cuando te digan que te van a sacar del apuro en seis meses seis y que te den los medicamentos, andes como pendeja que no das una y con una desesperación atorada por los medicamentos... purrum
Sí, me arrepiento, pero llega rato en que me desespera tanto...
— Ah hijo, lo que pasa es que tu eres muy listo y todo lo terminas, tu hermano el ingeniero no, el tiene trastorno bipolar y yo creo que tienes tú lo mismo (o sea que en qué quedamos)
— Mira mamá, si ahorita me sabes que estoy jodido del cerebro es porque te lo estoy expresando pero no creas que es nuevo, hubo años en que perdía el conocimiento y me quedaba como pendejo en la calle
— Ah, que crees que no me acuerdo que yo te salia gritando por toda la calle de Ramos Millán que me esperaras porque nomas partías carrera??
Mira, ahi me quedé callado, sí, sí salía hacia de la casa pero era porque ya no quería oír su bola de incoherencias, sus malditos monólogos que nomas nunca me escuchaba, y hablaba puras sí, incoherencias, de esas de las que muchos si no es que todos mis hermanos salimos hartos hasta la chingada, si mi hermano el inge, no es pendejo, ese wey, el mismo, los dos bien pedos y llorando me dijo en plan de confesión que salió bendecido con una gran esposa pero huyendo con ganas de no volver sino cuando sea estrictamente necesario, y no le sigo porque tengo de donde

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