sábado, 19 de mayo de 2007

Excepto en mi dignidad

Padrisimo, fuimos a comprar la despensa, de paso encontramos una gasolinera cualli y si me aceptaron la tarjeta, incluso compramos un portaretratos, comimos bien rico, ya estoy fuera de dieta, hicimos el amor, se vistió super guapo dispuesto a estar de lo mejor presentable en el novenario de su mamá, pero haciendo el amor luego de no haberlo hecho como por mil años, la neta no me acuerdo cuando fue la última vez, pues nos fuimos hechos la chingada.
Un cabrón me cucó, no me daba paso, lo necesitaba rebasar y se me cerraba, cuando pude hacerlo este pendejo de mi pareja me pega un pinche grito, juro que no recuerdo que me grito pero no puedo aguantar un grito, es uno de los tantos motivos por los que tengo tratamiento psiquiátrico. Sin broncas ni aspavientos le digo
— Mira, aquí tienes el carro, por favor llévatelo tú
Iniciamos la discusión, me digo que efectivamente era capricho suyo y no se lo iba a llevar, en medio de todos, porque nos agarro el pleito en una esquina donde se esperan dos rutas de camiones, se sale, dice que se larga, que se va en camión, pero camina en dirección contraria al camión, me acuso de que yo se la estoy haciendo más difícil, luego que se trepo y me volvió a repetir que no iba a manejar, le advertí que iba tarde, que luego no se quejara, mal arranque y me dice que "aquí me bajo, mátate tu solo", pura madre que lo deje bajar.
Con todo el odio y todos mis recuerdos, lleno de ira, te lo juro, no me cabía ni un cachito más, y llorando le dije:
— Mira Juan, esta es la tercera vez que me vienes a gritar, y si la regué hoy, pero a ti ya se te hizo costumbre, en la gasolinera me gritaste y fue la segunda ocasión, la primera fue un error, la segunda vez que me gritas es porque yo soy un pendejo, y hoy todavía vienes y me haces un puto pancho y me cuelgas el milagrito a mi, estas mal, y reflecciona en lo que hiciste, no es nuestra costumbre tratarnos a gritos, no te estoy haciendo la vida más difícil, pero no puedo evitar oir un grito y cegarme en ira, era la maldita y puta costumbre de mi madre, tratarnos a todos con un grito, y ya oyendolo, se que nos iba a pegar
— Pero yo no soy tu madre (me dijo con voz de inocente palomita)
— Me vale una verga, son cosas con las que a diario convivo, son los motivos por los que todos mis hermanos, no recuerdo ninguna excepción, todos salieron disque casados, todos salieron huyendo por esa maldita costumbre, no seras mi madre, pero es esa la situación de la pareja con la que a diario convives, y no es ninguna sorpresa, ten muy presente que es tu última vez que me gritas.
En todo el camino se fue callado, quejándose del cómo manejo sin decirlo, pero lo expresaba en su cuerpo, ya que me harte, frene el carro, le puse el freno de mano...
— Nos hablamos luego, ai te dejo el carro
— No vas a ir al trabajo?
— No voy a llegar así
No le dije más, me metí a un baño público, me lave la cara, en todo el camino se me venía deformando la piche cara, todos mis músculos de la cara temblando, recordando los gritos de mi madre. Me fume un cigarro y me hice gratuita la prueba de hepatitis B, me fue bien.
Sí Juan, en todo te voy a ayudar, te dejaré que hagas lo que quieras, con todo te voy a ayudar, pero tenlo muy claro, con todo !!EXCEPTO MI DIGNIDAD!!

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